Nuestra identidad 1: ¿Por qué nos llamamos Santo Tomás?
Nuestra institución toma el nombre de santo Tomás de Aquino porque lo tenemos como patrón y como modelo.
Lo hemos tomado como patrón haciéndonos eco de la declaración del Papa León XIII, quien, en el siglo XIX, lo llama “Patrono de todas las Escuelas y Universidades del mundo”. Dada nuestra inspiración cristiana y dado que tenemos mucho que aportar a nuestra sociedad, especialmente en la Educación, lo asumimos como patrón de forma especial.
Lo tomamos también como modelo porque en su vida y su quehacer personal se destacó como profesor y como alumno. Fue un gran santo y un gran sabio, sí, pero a la vez muy aterrizado.
Por cierto, no hay que no hay que confundir a Tomás de Aquino con el Apóstol Tomás, del siglo I, que fue quien dijo: “Ver para creer”.
Para recorrer el camino por él trazado primero hay que conocerlo, para lo cual iremos viendo, poco a poco, quién fue y qué hizo.
En esta primera lectura, basta con ubicarlo en Italia, Europa, en pleno Siglo XIII –mientras crecía el poder musulmán en los países del Mediterráneo y aparecían las primeras universidades del mundo. De familia noble, desde niño se sintió inclinado al estudio y a las cosas de Dios, por lo que, a pesar de la oposición familiar, se hizo monje dominico, vocación con la que se identificó plenamente. En su búsqueda continua de la verdad profundizó especialmente en el ser humano y en cómo es Dios, a la luz de grandes pensadores griegos, árabes y cristianos. Estos conocimientos luego los supo plasmar en sus clases y en sus escritos.
Por eso, también han dicho de él que es “El más santo entre los sabios y el más sabio entre los santos” (Pío XI).
En este santo sabio, pues, iremos descubriendo el núcleo más profundo de nuestra identidad como comunidad educativa.