Tiempo para Compartir en Familia

El periodo de vacaciones, tiempo de descanso de nuestras responsabilidades laborales y de otras obligaciones, nos permite reponer fuerzas para acometer desafíos futuros y supone una gran oportunidad de compartir más tiempo como familia.

En la familia se establecen de manera natural vínculos que es preciso cuidar y fortalecer, entre otras razones porque están expuestos a distintas influencias que los debilitan y porque en una familia donde los vínculos son sanos y fuertes, los miembros tendrán más sentido de pertenencia y más seguridad frente a los diferentes desafíos que les presente la vida y así su desarrollo como personas será mejor y más completo.

Compartir en familia nos permite fortalecer estos vínculos y reparar aquellos que se hayan podido ver debilitados generalmente por falta de la atención debida.

Cuando compartimos con los demás nos conocemos y damos a conocer, nos podemos comunicar mejor y saber cómo decir las cosas según las características de cada uno.

El tiempo compartido en familia permite a los padres llevar adelante una tarea educativa que les es propia y que no es posible delegar en otras personas o instituciones que la realicen con la misma eficacia que ellos, se trata de la transmisión de valores y la educación en las virtudes. Tarea por otro lado, fundamental para el desarrollo de una buena sociedad.

Existen varios factores que obstaculizan este compartir en la familia. Entre ellos cabe destacar por su frecuencia y extensión, el uso inadecuado de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación, que prácticamente han modificado hábitos de vida y la forma en que nos comunicamos e interactuamos socialmente. Estas tecnologías forman parte de nuestra vida, y si bien es cierto que han facilitado algunos aspectos de nuestra vida, como la posibilidad de un mayor y más rápido acceso a la información, mejores y más rápidos canales de comunicación, baste recordar el apoyo que supusieron durante los periodos de aislamiento en el tiempo de pandemia, esto no implica que estén exentas de riesgos como pueden ser un uso inadecuado de la información por falta de reflexión sobre la misma, el individualismo, la dispersión, el aprendizaje de malas conductas, la generación de adicciones, y otros más específicos como ciberbullying,  grooming, etc. Todo ello, en perjuicio de la convivencia familiar.

Así como existen factores que dificultan la convivencia familiar también hay factores que la fortalecen y que se pueden desarrollar de manera especial en los periodos de vacaciones. Uno de ellos es incentivar el gusto por el ocio, entendido no como evasión de las responsabilidades, como un tiempo para uno mismo o como un no hacer nada, sino como el desarrollo de una actitud en la persona que la lleve a observar y reflexionar sobre realidad que la rodea y el sentido de esta y que le permita ir descubriendo la verdad, belleza y bien que en si encierra. En definitiva, que le permita ir desarrollándose plenamente conforme a su naturaleza.

Esta actitud puede ejercitarse de maneras muy diversas: en la visita a diferentes lugares, en la contemplación de la naturaleza, en las relaciones con otras familias, en distintas expresiones culturales y artísticas, en las iniciativas solidarias, en la lectura de un libro y coloquio en familia sobre el mismo, en paseos por diferentes lugares, en el silencio de la oración…

Son múltiples las formas creativas en que se pueden organizar los integrantes de la familia para fortalecer los vínculos de unión entre ellos, de manera especial en los períodos de vacaciones, contribuyendo con ello a generar una sociedad más unida en el bien y mejor para todos.

Para reflexionar

1.- ¿Qué actividades podemos desarrollar cómo familia para fortalecer nuestros vínculos?

2.- ¿Cuáles son los principales factores que dificultan el desarrollo de dichas actividades?

3.- ¿Qué medidas podemos tomar para superar las dificultades que nos impiden compartir como familia?

 

María Montserrat Martín

Instituto Berit de la Familia, UST