Los Hermanos

Los hermanos en la familia: la bondad y desafíos de la convivencia humana.

La familia es nuestra primera fuente de socialización, en ella damos los primeros pasos en el desarrollo de nuestra capacidad de apertura al otro. En la familia descubrimos la belleza y bondad de la convivencia y también las dificultades que esta lleva consigo, así como la necesidad esforzarnos y trabajar para que la convivencia sea un fuerte apoyo en el crecimiento personal de todos y cada uno de los integrantes de la familia. Tener hermanos, ser hermanos nos ayuda mucho a ello.

La relación entre hermanos, sustentada en el apoyo y la confianza que da la convivencia estrecha desde la infancia y el vínculo que establece el amor fraterno, es el primer ejercicio de empatía, solidaridad y amistad en la vida del ser humano.

La empatía, tan importante y necesaria para una buena convivencia social, permite que nos pongamos en el lugar del otro.  Tarea esta nada sencilla, ya que además del ejercicio de nuestras facultades más propiamente racionales se requiere involucrar nuestra afectividad. Al ponernos, o al menos al intentar ponernos en el lugar del otro, evitaremos muchos juicios precipitados sobre los demás que tantas veces nos predisponen a tomar distancia de ellos. Cuántas veces, en nuestras relaciones con los demás nos dejamos llevar de una impresión que no corresponde a lo que el otro es en realidad y perdemos la oportunidad de establecer con ellos verdaderas relaciones de amistad, tan necesarias para la buena vida social.

En la convivencia estrecha que supone la fraternidad, vamos asimilando que las personas somos realidades dinámicas, que nos podemos equivocar y también podemos enmendar nuestros errores, y que para ello, la comprensión y el apoyo del hermano suponen una gran ayuda y estímulo.

Tener y ser hermanos nos enseña también, el valor de compartir. En la familia los hermanos comparten los espacios de la casa, cosas materiales y también el cuidado, atención y amor de los padres, entre otros aspectos, sin que por ello dejen de estar atendidas las necesidades de todos y cada uno de ellos.

Con los hermanos aprendemos que compartir no implica necesariamente perder. Una alegría compartida y que resuena en el corazón del hermano, es una alegría que se multiplica; un dolor, un temor, un sufrimiento compartido con un hermano es un dolor, un temor, un sufrimiento que se mitiga.

Compartir también nos permite experimentar el gozo de poder embellecer la vida del otro con los dones que se tienen y dejar espacio en la propia vida para acoger los dones del otro, dilatando así los horizontes de nuestra vida.

Cada hermano, aunque hijo de los mismos padres, y en este sentido igual a los demás, es único e irrepetible y en ese sentido diferente de los otros. Las diferencias entre los hermanos pueden ser fuente de conflictos y rivalidades, pero también oportunidad de superación y complementariedad. La convivencia fraterna, nos facilita el ambiente en el que podemos aprender a trabajar en equipo, aceptando y superando nuestras diferencias, cediendo en los propios intereses para dejar espacio a los intereses de los otros y así colaborar en la obtención de un bien para todos que supera el bien que uno por sí mismo hubiera podido alcanzar.

El vínculo de fraternidad que se forma en la familia entre los hijos, si se da en un clima de educación abierto a los demás, es la gran escuela de libertad y de paz. En la familia, entre hermanos se aprende la convivencia humana, cómo se debe convivir en sociedad. Tal vez no siempre somos conscientes de ello, pero es precisamente la familia la que introduce la fraternidad en el mundo. A partir de esta primera experiencia de fraternidad, nutrida por los afectos y por la educación familiar, el estilo de la fraternidad se irradia como una promesa sobre toda la sociedad y sobre las relaciones entre los pueblos. (Papa Francisco)

Para reflexionar:

1.- ¿Cómo es mi colaboración en el establecimiento de una buena convivencia en mi familia?

2.- ¿Qué aspectos de empatía, generosidad, confianza… puedo mejorar para favorecer una mejor convivencia?

3.- ¿Qué obstáculos debo superar y cómo puedo hacerlo, para impulsar una mejor convivencia en la familia?

 

María Montserrat Martín

Instituto Berit de la Familia. UST