Los Abuelos

Los abuelos: el tesoro que no se puede arrebatar a las nuevas generaciones.

En la familia, célula básica de la sociedad, cada uno de sus miembros está llamado a una colaboración específica y necesaria para al mejor desarrollo de esta y por tanto de un mejor desarrollo de la sociedad.

En la siguiente cápsula proponemos una breve reflexión sobre la figura de los abuelos en la vida de la familia.

La presencia de nuestros abuelos en la familia se ve amenazada por los profundos cambios que la evolución económica y social ha producido en la vida de esta. Los ancianos, los abuelos que en el pasado desempeñaban un papel importante en la vida y desarrollo de la familia hoy tienden a sentirse como una carga para esta y en no pocas ocasiones prefieren vivir solos o en residencias para ancianos, con las consecuencias que se derivan de estas opciones, tanto para las familias como para la sociedad.

La presencia real y activa de los abuelos en la familia supone una gran riqueza tanto desde el punto de vista humano y social, como desde el punto de vista religioso y espiritual.

Nuestros abuelos son testimonio de unidad, entendida esta como el vínculo con nuestras raíces.  Son testigos de una historia, que sigue viviendo en sus recuerdos y sabiduría.  Conocer el pasado de nuestra familia nos permite un mejor conocimiento de nosotros mismos y de nuestro modo de entender la realidad en la que estamos inmersos. Nos da sentido de pertenencia. No estamos en el mundo solos y aislados, pertenecemos a una familia con una tradición propia. Sabemos que tenemos una base sobre la que seguir desarrollando nuestra vida y esto nos permite en cierta manera, proyectar y afrontar con esperanza el futuro.

La unidad que favorecen nuestros abuelos también la referimos al presente. ¿Cuántas veces ante la dispersión que supone el que los hijos vayan creciendo y formando sus propias familias, son los abuelos quienes propician la reunión de los hermanos y sus familias? Es la casa de los abuelos el lugar donde todos los miembros de la familia que van llegando se sienten acogidos como en el propio hogar, el lugar donde se recuerdan vivencias comunes y comparten nuevas experiencias enriquecedoras para todos.

Los abuelos son también testimonio de fidelidad, de permanencia en los valores fundamentales y fuente de sabiduría. En este sentido nos ayudan a poner en el orden adecuado nuestras vivencias, a otorgar el valor que cada cosa o situación que vivimos realmente tiene, a discernir lo fundamental de lo que es secundario. Ellos ya han superado muchas situaciones que, como personas a todos, más tarde o temprano, nos tocará vivir. Este hecho, junto a otros, les permite tener una perspectiva privilegiada de la realidad y por tanto un juicio sobre esta, que implica un valioso aporte tanto para la familia como para la sociedad. En el Encuentro Mundial de las Familias de Roma destacaba el papa Francisco “Los abuelos son la sabiduría de la familia, son la sabiduría de un pueblo. Y un pueblo que no escucha a los abuelos es un pueblo que muere”.

Por último, queremos señalar su valiosa colaboración en la formación de los más pequeños, sobre todo en aquellas áreas que requieren mayor dedicación y delicadeza, como son la transmisión de los valores y la educación en la fe. Su colaboración en este aspecto se hace más relevante e incluso necesaria en una sociedad en la que muchos padres y madres viven bajo fuertes presiones laborales, familiares y sociales.

Tengamos siempre muy presentes en nuestras familias a nuestros abuelos, “Ellos pueden ser, y son tantas veces, garantes del afecto y la ternura que todo ser humano necesita dar y recibir. Ellos dan a los pequeños la perspectiva del tiempo, son memoria y riqueza de las familias”. (Benedicto XVI, Encuentro Mundial de las Familias en Valencia, 2006).

Para reflexionar

1.- ¿Con cuánta frecuencia visitamos o estamos como familia con los abuelos?

2.- ¿Qué presencia tienen nuestros abuelos en nuestra familia? ¿Cómo podemos enriquecer nuestra relación con los abuelos?

3.- ¿De qué manera reconocemos y somos agradecidos con nuestros abuelos?

 

María Montserrat Martín Martín

Instituto Berit de la familia