La vida en la familia grande
Continuamos presentando reflexiones sobre la familia, tomadas de la exhortación Amoris Laetitia del Papa Francisco (esta vez del capítulo quinto), con una nueva serie dedicada ahora a la vida familiar en toda su amplitud.
(Francisco, Amoris Laetitia, nn. 187-190)
“El pequeño núcleo familiar no debería aislarse de la familia ampliada, donde están los padres, los tíos, los primos, e incluso los vecinos. En esa familia grande puede haber:
· algunos necesitados de ayuda, o al menos de compañía y de gestos de afecto,
· grandes sufrimientos que necesitan un consuelo.
El individualismo de estos tiempos:
· lleva a encerrarse en un pequeño nido de seguridad y a sentir a los otros como un peligro molesto;
· no brinda más paz y felicidad, sino que cierra el corazón de la familia y la priva de la amplitud de la existencia.
SER HIJOS
A nadie le hace bien perder la conciencia de ser hijo
En cada persona permanece la identidad de hijo. Todos somos hijos, incluso:
· cuando se llega a la edad de adulto o anciano,
· si se convierte en padre,
· si ocupa un sitio de responsabilidad.
Y esto nos reconduce siempre al hecho de que la vida no nos la hemos dado nosotros mismos sino que la hemos recibido. El gran don de la vida es el primer regalo que nos ha sido dado.
Honren al padre y a la madre
Este mandamiento viene inmediatamente después de los que se refieren a Dios mismo. En efecto, encierra:
· algo sagrado, algo divino,
· algo que está en la raíz de cualquier otro tipo de respeto entre los hombres.
Y en la formulación bíblica del cuarto mandamiento se añade: “para que se prolonguen tus días en la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar”. El vínculo virtuoso entre las generaciones es garantía de futuro, y es garantía de una historia verdaderamente humana.
Una sociedad de hijos que no honran a sus padres es una sociedad:
· sin honor
· destinada a poblarse de jóvenes desapacibles y ávidos.
Los padres no deben ser abandonados ni descuidados, pero para unirse en matrimonio hay que dejarlos, de manera que el nuevo hogar sea la morada, la protección, la plataforma y el proyecto, y sea posible convertirse de verdad en ‘una sola carne’. El matrimonio desafía a encontrar una nueva manera de ser hijos.”
Para profundizar:
- La revista: Medellín n° 165. Amoris Laetitia: comentarios pastorales latinoamericanos.
- En internet: Cuenta con todos, somos familia.
- Suma Teológica, de santo Tomás de Aquino: II-II, q.26, a.9.