La Educación de los Hijos III

La educación de los hijos III: transmitir la fe.

En las últimas cápsulas hemos destacado algunos aspectos de la importante misión que tienen los padres como educadores de sus hijos: “puesto que los padres han dado la vida a los hijos, están gravemente obligados a la educación de la prole y, por tanto, ellos son los primeros y principales educadores” afirma el Concilio Vaticano II en la Declaración sobre la educación cristiana, Gravissimum Educationis. También Juan Pablo II en Familiaris Consortio recalca que la tarea de educar a los hijos “tiene sus raíces en la vocación primordial de los esposos a participar en la obra creadora de Dios; ellos, engendrando en el amor y por amor una nueva persona, que tiene en sí la vocación al crecimiento y al desarrollo, asumen por eso mismo la obligación de ayudarla eficazmente a vivir una vida plenamente humana”

En esta misión educativa de los hijos no puede estar ausente la transmisión de la fe. Los padres en la familia son los primeros evangelizadores y catequistas de sus hijos. Así lo señalaba el papa Francisco en su discurso a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa en octubre de 2014: “en efecto, los padres siguen siendo los primeros y principales educadores de sus hijos, por tanto, tienen el derecho de educarlos en conformidad con sus convicciones morales y religiosas”

Este camino de transmisión de la fe supone para los padres afrontar ciertos desafíos. Entre estos destacamos las dificultades que las condiciones de vida que prevalecen en la sociedad actual, como el frenético ritmo de trabajo, que en no pocas ocasiones demanda de ambos padres largas horas fuera del hogar; la amplia secularización y la indiferencia religiosa, así como la separación de la familia nuclear con respecto de los abuelos, quienes al final van quedando excluidos de compartir la responsabilidad de transmitir la fe y que son un apoyo fundamental en esta tarea. Otro desafío importante es el de la formación de los padres en este ámbito. No son pocos los padres que experimentan cierto sentimiento de inseguridad por falta de preparación suficiente para esta tarea y también de desconcierto ante la confusión de qué es lo que de verdad la Iglesia enseña y defiende.

Estos y otros obstáculos pueden inducir a los padres a dejar esta misión de la transmisión de la fe en manos de terceros, como pueden ser la parroquia, el colegio o escuela, que, si bien constituyen una ayuda importante, no sustituyen el primordial papel de los padres en este aspecto de la educación de los niños.

Los padres son en primer lugar los principales evangelizadores de los hijos. Esta tarea evangelizadora, brota para cada cristiano de la fuente del Bautismo. Todo bautizado por el hecho de serlo está llamado a ser misionero, a anunciar el Evangelio de modo específico según su estado y vocación, pero sin poder eludir esta tarea. Los padres viven esta misión en la familia con sus hijos. Ellos son los primeros mensajeros de la fe para sus hijos. El anuncio del Evangelio en los hijos, más que imponer una creencia o unas prácticas piadosas implica guiar, orientar a los hijos hacia un encuentro personal con Jesús, es decir, a un “encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”(Benedicto XVI, Deus Caritas Est, Introducción) o como dice el papa Francisco, se trata de despertar en ellos “una relación personal con Dios, que es amor… en la que se experimenta la alegría de ser amado y ser capaz de amar”18

Además de evangelizar a sus hijos, los padres también son para ellos los primeros y más importantes catequistas, maestros de la fe.  Están llamados a proveer a sus hijos con un “un conocimiento más profundo y sistemático de la persona y del mensaje de Nuestro Señor Jesucristo” (S. Juan Pablo II, Catechesi Tradendae).  Esto implica la instrucción acerca de las enseñanzas de la Iglesia y la educación en la liturgia, así como la formación moral y la participación en la vida y misión de la comunidad eclesial.

A modo de síntesis, destacamos las palabras de monseñor Michael Miller en su conferencia del VIII Encuentro mundial de Familias: <<los padres cumplen su misión de educar a sus hijos no solamente transmitiéndoles toda la doctrina y prácticas piadosas como sus principales catequistas, sino incluso de modo más exigente, como primeros evangelizadores que inspiran a sus hijos a desarrollar una relación personal con el Señor porque ellos mismos están de corazón empeñados en vivir tal relación. Se debe seguir un orden en la formación en la fe. Es un proceso de dos pasos en el que la catequesis se construye sobre el fundamento de una evangelización inicial. Como Mary Beth Bonacci ha señalado vivamente: “No tendría sentido enseñar a los jóvenes cómo vivir de un cierto modo si no entienden por qué deberían querer vivir así. Sería como dar a alguien un mapa de carreteras hacia un lugar al que no tiene interés en ir. El mapa para ellos no tendría ninguna utilidad. Estarían más propensos a utilizarlo para forrar la jaula del pájaro que para seguir sus indicaciones”>>.

Para reflexionar

1.- ¿Cómo soy transmisor de la fe en mi familia?

2.- ¿Qué obstáculos encuentro en la misión de la transmisión de la fe a los hijos?

3.- ¿Qué caminos puedo emprender para superar estos obstáculos?

 

María Montserrat Martín Martín

Instituto Berit de la Familia.