Identidad Nacional y Valores Institucionales: Un Camino Compartido

Hablar de identidad nacional es referirse a aquello que nos une como pueblo, a la esencia que se ha forjado a lo largo de nuestra historia, en la diversidad de nuestro territorio, nuestras costumbres, tradiciones y símbolos. La identidad nacional se vive en el lenguaje, en la música, en la forma en que celebramos, en la solidaridad frente a la adversidad y en la esperanza que nos impulsa hacia adelante. Es un conjunto de valores y experiencias compartidas que nos permiten reconocernos como parte de un mismo país.

La identidad nacional cobra un significado especial cuando se vincula directamente con la construcción de ciudadanía, con el compromiso de aportar al bien común desde una mirada que respeta la dignidad humana, la diversidad y la inclusión. Esta visión está en profunda sintonía con el pensamiento de santo Tomás de Aquino, quien afirmaba que “el bien común es más divino que el bien particular”, para Santo Tomás la sociedad alcanza su plenitud cuando cada persona contribuye al bienestar de todos, reconociendo que somos seres sociales por naturaleza. De esta manera, valores como —Respeto e Inclusión, Solidaridad y Fraternidad, Amor a la Verdad, y Excelencia y Esfuerzo— dialogan profundamente con lo que entendemos como identidad nacional ya que no solo la fortalecen, sino que también responde a la exigencia moral de buscar el bien común como expresión de justicia y caridad.

Chile se caracteriza por su pluralidad cultural, por la riqueza de sus pueblos originarios, la influencia de diversas migraciones y las expresiones artísticas que nos han dado reconocimiento en el mundo. Esta pluralidad exige respeto: hacia quienes piensan distinto, hacia la historia que nos antecede y hacia la diversidad que nos constituye. También exige inclusión, porque no hay identidad que pueda sostenerse si deja fuera voces, miradas y tradiciones. Por eso también nos corresponde cultivar estos valores en nuestras interacciones cotidianas, en el aula, en el trabajo, en los espacios sociales y de diálogo en general. Así contribuimos a una identidad nacional más justa, fraterna y solidaria.

Identidad nacional es también conocer y comprender nuestra historia —con sus luces y sombras— es esencial para fortalecer la conciencia crítica y proyectar un futuro mejor. Nos permite aprender de los errores y nos invita a valorar lo que nos une como nación. Desde nuestra tarea formativa, tenemos la responsabilidad de acompañar a los estudiantes en este proceso, ayudándolos a descubrir que la identidad nacional no se impone, se construye día a día con acciones concretas que reflejan los valores que promovemos.

En este camino, no podemos dejar de mencionar a Gabriela Mistral, figura fundamental para comprender la identidad cultural de Chile. Su obra literaria y su vida son un testimonio de compromiso con la educación, la justicia social y el reconocimiento de la dignidad humana. Mistral fue una mujer que, desde la ruralidad de Vicuña, llegó a ser una voz universal sin perder sus raíces. Su poesía enaltece la naturaleza de nuestra tierra, el amor por la infancia, la maternidad y la solidaridad con los más vulnerables. Ella encarna la inclusión al defender los derechos de los niños y mujeres en una época en que sus voces eran silenciadas. En Gabriela Mistral encontramos un puente entre nuestra identidad nacional y los valores que nos inspiran como comunidad tomista.

Fortalecer la identidad nacional significa proyectar hacia el futuro los valores que nos han dado cohesión como sociedad. Estamos llamados a ser constructores de esperanza, ciudadanos responsables y personas que, inspiradas en el respeto y la inclusión, contribuyan a un Chile más justo, solidario y humano.