Desprendimiento

(Textos tomados del capítulo cuarto de la exhortación Amoris Laetitia del Papa Francisco)

«El amor es paciente, es servicial; el amor no tiene envidia, no hace alarde, no es arrogante, no obra con dureza, no busca su propio interés, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta» (1 Co 13,4-7).

 

Nuestro amor cotidiano

(n. 101) “Hemos dicho muchas veces que para amar a los demás primero hay que amarse a sí mismo. Sin embargo, este himno al amor afirma que el amor «no busca su propio interés»o «no busca lo que es de él».

  • También se usa esta expresión en otro texto: «No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás» (Flp2,4).

Ante una afirmación tan clara de las Escrituras, hay que evitar darle prioridad al amor a sí mismo como si fuera más noble que el don de sí a los demás.

  • Una cierta prioridad del amor a sí mismo sólo puede entenderse como una condición psicológica, en cuanto quien es incapaz de amarse a sí mismo encuentra dificultades para amar a los demás:
  • «El que es tacaño consigo mismo, ¿con quién será generoso? […] Nadie peor que el avaro consigo mismo» (Si14,5-6).

(n. 102) Pero el mismo santo Tomás de Aquino ha explicado que «pertenece más a la caridad querer amar que querer ser amado» (Suma Teológica II-II, q.27, a.1, ad2) y que, de hecho, «las madres, que son las que más aman, buscan más amar que ser amadas» (Ibíd., II-II, q.27, a.1).

Por eso, el amor:

  • puede ir más allá de la justicia y desbordarse gratis, «sin esperar nada a cambio» (Lc6,35),
  • hasta llegar al amor más grande, que es «dar la vida» por los demás (Jn15,13).

¿Todavía es posible este desprendimiento que permite dar gratis y dar hasta el fin?

Seguramente es posible, porque es lo que pide el Evangelio: «Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis» (Mt 10,8).”

 

Para reflexionar:

  • ¿Hemos experimentado en nuestra familia el desprendimiento de un amor que no espera nada a cambio?
  • ¿Nos encerramos en nuestros intereses individuales, o buscamos el bien de todos nuestros familiares?
  • ¿Somos capaces de amarnos a nosotros mismos, como condición psicológica para amar a los demás?

 

La primacía del amor, en la Suma Teológica de santo Tomás de Aquino: II-II, q.27, a.1.